Bo El Paro

Bo es el título de una porción de la Torá hebrea, que literalmente se traduce como el imperativo ven (la frase completa es ven a Faraón).

וַיֹּ֤אמֶר יְהוָה֙ אֶל־מֹשֶׁ֔ה  

Vayomer Adonai El Moshé
Y dijó el tetragrama a Moshé

בֹּ֖א אֶל־פַּרְעֹ֑ה
 
Bo el Paró
Ven a Paró    
כִּֽי־אֲנִ֞י הִכְבַּ֤דְתִּי אֶת־לִבֹּו֙

Ki Aní Hijbadtí Et Libó
Ya qué Yo hice pesado su corazón

וְאֶת־לֵ֣ב עֲבָדָ֔יו לְמַ֗עַן שִׁתִ֛י אֹתֹתַ֥י אֵ֖לֶּה בְּקִרְבֹּו׃ 
Ve Et Lev Avadav Lema'an Shití Ototai 
Eleh Bekirbó
Y el corazón de sus sirvientes, con el fin de mostrarles mis letras desde su mismo centro


Parte 2
                     
וּלְמַ֡עַן תְּסַפֵּר֩ בְּאָזְנֵ֨י  
Ulemaán Tesaper Beazené
Y al final 
 
בִנְךָ֜ וּבֶן־בִּנְךָ֗ אֵ֣ת אֲשֶׁ֤ר הִתְעַלַּ֙לְתִּי֙ בְּמִצְרַ֔יִם וְאֶת־אֹתֹתַ֖י 
Binjá Uven Binja 
Et Asher Hitalalti Bemizraim 
Veet Ototai

אֲשֶׁר־שַׂ֣מְתִּי בָ֑ם וִֽידַעְתֶּ֖ם כִּי־אֲנִ֥י יְהוָֽה
Asher Samti Vam Vidatem Ki Ani Adonay              
 

 

La frase la pronuncia Dios y se dirige a Moisés, a quien le ordena ir a Faraón. Pero le dice ven a Faraón, en lugar de ve a Faraón. Algo en principio extraño, o al menos gramaticalmente incorrecto. Sabemos que en la Torá no hay errores

El secreto cabalístico es que es tu propia alma, conectada en su raíz con el alma única que es el Creador, la que tiene un mandato de ir hacia dentro de sí misma a buscar y enfrentar a Faraón, que es el hechizo de nuestra percepción de este mundo físico, es el rey de Egipto.

Se lo ordena Moisés, que a nivel literal es un personaje, pero a nivel cabalístico es un nivel de conciencia muy elevado de tu propia alma, aquel que es capaz de trata de tú a tú al hechizo de la materialidad, los apegos y sus consecuencias, y enfrentarlas para que liberen la luz que atesoras en cada dimensión de las 10 que tenemos. De ahí que se refiera a las 10 plagas, 1 plaga por cada dimensión o sefirá de nuestro Árbol de la Vida individual.

Musicalmente, el grosso de la composición es un compás por sevillanas flamencas a 3/4, a excepción de pasajes de tránsito e introducciones, que van a 7/4.

Evoluciona desde una llamada íntima al alma en la primera estrofa, yendo al Faraón interior, con voz aérea y guitarra flamenca, hacia pasajes con mucha más energía tanto rítmica como instrumental, que evocan la lucha interna de nuestra mala inclinación y buena inclinación, la lucha de nuestros Moisés y Faraón interiores.

Una voz íntima a la vez que firme. Guitarras flamencas y eléctricas se combinan, junto con la flauta travesera de Beatriz Duarte y la voz desértica y penetrante de Joana Lisboa, para crear un universo de magia transformadora del alma, en torno a uno de los episodios más potentes de la Torá.